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Tu coche es una parte fundamental de tu vida diaria, te lleva al trabajo, a casa, de compras y a tus actividades favoritas. Pero como cualquier máquina, necesita un mantenimiento regular para funcionar correctamente.
En este artículo, te presentaremos las cinco reparaciones de coche más comunes, junto con algunos consejos para prevenirlas y mantener tu vehículo en perfecto estado.
Sustitución del kit de embrague: El embrague es clave para el buen funcionamiento del coche ya que éste asegura la conexión entre el motor y la caja de cambios permitiendo la circulación. Pero con el uso y paso del tiempo, éste se desgasta, ocasionando que patine y no transmita la potencia del motor a la caja de cambios, provocando una conducción peligrosa. Para su sustitución hay que tener en cuenta las recomendaciones del fabricante, pero si se intuyen síntomas como que el coche se revoluciona al cambiar de marcha, éste ha perdido fuerza o no puede con las pendientes, llegó la hora de visitar al mecánico.
Cambiar kit de distribución: Quizás el componente más conocido sea la correa de distribución, pero ésta no trabaja sola sino que va acompañada de poleas, tensores, bombas de agua, etc., formando así todo un kit que en su conjunto favorece el buen rendimiento del coche. Cuando uno de estos componentes se daña, lo más probable es que el resto de elementos relacionados con él también se vean afectados, por lo que antes de sustituir solo las piezas dañadas lo mejor es cambiar el kit al completo para que todos los componentes implicados en la distribución estén en perfecto estado.
Cambiar volante de motor: éste elemento trabaja para el correcto funcionamiento del vehículo ya que se encarga de acumular inercia y regularizar el movimiento del motor. Se trata de una rueda muy pesada colocada en el extremo del cigüeñal más próximo a la caja de cambios. El volante puede resultar dañado por hacer patinar el embrague de manera innecesaria. Las averías en el volante motor suelen generar ruidos molestos que son característicos con el motor en ralentí y al apagarse. Ante la sospecha de una avería, conviene realizar una revisión, con un poco de suerte el problema dependerá de otra parte del embrague y podremos sustituirlo a tiempo.
Cambiar pastillas de freno: las pastillas de freno están sometidas a un intenso desgaste cada vez que se usa el coche. El buen estado de las mismas ayuda a frenar correctamente el vehículo, pero a medida que éstas se van desgastando pierde capacidad de fricción y el frenado deja de ser seguro. Por esta razón, es importante revisar el estado de las pastillas con regularidad y cambiarlas en cuanto sea necesario para poder frenar de manera óptima y conducir con total seguridad.
Cambiar la correa de distribución: puede pasar de ser una intervención menor a convertirse en la reparación más costosa del vehículo. La correa de distribución tiene como misión principal sincronizar el funcionamiento del motor y si no se tiene cuidado en su mantenimiento puede romperse y dejar inservible nuestro coche. Aunque en ocasiones su rotura es imprevisible, en otras sí se puede evitar. Para ello hay que tener en cuenta las recomendaciones de los fabricantes, que normalmente aconsejan cambiar la correa cada cinco años o una vez alcanzados entre los 80.000 y 120.000 kilómetros.
Todas estas intervenciones resultan, efectivamente, cruciales para el correcto funcionamiento de nuestro vehículo. Desde Midauto, vuestro taller de confianza en Madrid, os recomendamos seguir las indicaciones de la marca y realizar en cada momento las operaciones indicadas en el libro de mantenimiento.