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Cualquiera que haya tenido que sentar a un niño en su sillita sabe que no es tarea sencilla. Entre movimientos constantes, prisas y despistes, es habitual cometer pequeños errores que, aunque parezcan insignificantes, pueden tener consecuencias muy graves en caso de accidente.
Los datos lo confirman: más del 50% de los niños en Europa no usan correctamente su sistema de retención infantil.
El fallo más frecuente está en el orden de los cinturones del arnés. Muchas familias intentan colocar al niño con las correas ya tensas o abrochan en un orden incorrecto, lo que deja la sujeción floja y reduce drásticamente la protección.
El proceso debe seguir siempre la misma rutina:
► Aflojar el arnés por completo antes de sentar al niño.
► Colocar al pequeño con la espalda y la cadera bien pegadas al respaldo.
► Abrochar de abajo arriba: primero hebillas de los muslos y después el cierre del pecho.
► Tensar bien las correas.
► Realizar la “prueba del pellizco”: si puedes agarrar tela sobrante en el hombro, el arnés está demasiado suelto.
Solo cuando la correa queda firme y sin holgura la sillita cumple su función de protección.
Además del orden del cinturón, hay otros fallos que conviene evitar:
► Tensión incorrecta: demasiado floja permite movimiento excesivo, demasiado apretada genera incomodidad y también reduce eficacia.
► Altura inadecuada del arnés: a contramarcha debe ir al nivel de los hombros o un poco por debajo; en sentido de la marcha, a la altura o un poco por encima.
► Clip del pecho mal colocado: debe quedar siempre a la altura de las axilas, nunca en el estómago o el cuello.
► Abrigos gruesos en invierno: impiden el ajuste real del cinturón y generan una falsa seguridad. Lo mejor es colocar al niño sin abrigo y taparlo con una manta después.
Los especialistas recomiendan repetir siempre la misma secuencia: aflojar – colocar – abrochar – tensar – comprobar. De este modo, el gesto se convierte en un hábito automático y reduces al mínimo el riesgo de errores. Dedicar un minuto extra antes de arrancar puede ser la diferencia entre viajar con tranquilidad o con una falsa sensación de seguridad.
Aunque la sillita esté bien instalada, no hay que olvidar que la seguridad infantil también depende del buen estado del vehículo: cinturones, anclajes Isofix, airbags y sistemas electrónicos de asistencia. Por eso, es recomendable acudir con frecuencia a un taller de confianza para revisar que todo funcione correctamente.
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